Recordando las Cogidas de Café.

Ya van siendo casi 16 años de la última vez que hice de cogedor de café. Y es tanto el tiempo que hasta los cafetales hoy se ven y se sienten diferentes. Sin embargo atesoro los recuerdos de muchos años de coger café y de vivir en un cafetal. Básicamente desde recién nacido mi madre me llevaba al cafetal y me dejaba en una sabanita debajo de un frondoso palo de cedro amargo. Ya más grandecillo y cuando gateaba me cuenta mi madre que entre ella y mi papá hicieron un especie de jaula de madera donde me ponían a dormir. Mis hermanos pasaron por lo mismo y hoy los recuerdos del cafetal son parte viva de nuestra formación personal y profesional.

Ramal de Café.
Ramal de Café.

El día siguiente temprano me despertó la voz inconfundible de mi madre haciendo el coro del Ave María por Radio Reloj. Ya eran las 6 de la mañana y afuera sonaba el hacha de mi papá rajando las tucas secas de guaba para la leña del resto del día. Cuando llegué a la cocina las tortillas de maíz fresco ya estaban listas y los almuerzos envueltos. Rapidito me mandé tres tortillas con natilla y queso y una taza de aguadulce para bajar los bocados. Apresurado busqué las botas de hule, la gorra, y saqué el canasto de debajo del catre.

Hijos y sobrinos de Augusto Quesada durante las cogidas de cafe (década de 1970). Fotografía proveída por Berta Fallas.
Hijos y sobrinos de Augusto Quesada durante las cogidas de cafe (década de 1970). Fotografía proveída por Berta Fallas.

Listo y con una sonrisa de oreja a oreja la emprendí camino al cafetal junto con mi papá. Media hora después llegamos al cafetal y aun olía a noche y se podía sentir en las hojas de las matas de café el rocío de la madrugada. Ya habían llegado hacía ratillo Chalupa y los Gemelos quiénes le ayudaban a papá a coger el café de casi las 3 manzanas que tenía. Aunque ellos ya estaban bien metidos en la conversación del día, notaron que por fin tenía canasto nuevo y no dejaron de joderme hasta casi las 8 de la mañana. Las conversaciones del cafetal siempre eran interesantes…religión, política, deportes, historia, chismes, chiles, canciones, corazones rotos, suspiros por doquier…el menú era infinito, como el aire puro que se respiraba. Ese día en particular, Chalupa y los Gemelos estaban metidos en su habitual conversación de deportes. Pero el tema del día era la preparación para el turno del 8 de Diciembre de la Santísima Concepción.

Todo parecía indicar que la cogida se iba a poner buena antes del turno y eso sería ideal para tener suficiente plata para ir a la Villa a comprarse un buen estreno. ¡Un 8 de Diciembre sin estreno era algo impensable! Yo también soñaba en lo que me compraría en la Villa con la cogida de café de la semana. Tenía dos opciones: una era pasar al Llamarón donde Chalo que tenían una tienda de juguetes buenísima, y la otra ir al Mercadito en el puro Centro. Ahí era donde mi mamá hacía los apartados de Navidad. ¡Qué tiempos más lindos! ¡De sólo pensar en lo que me traería el Niño me daban escalofríos! Pero un momento…¡esos escalofríos son de otra cosa! ¡Puta! ¡Una monturilla!…esos desgraciados gusanos son chiquitillos pero traban riquísimo…y siempre lo pegan a uno cuando se anda soñando.

Ramal de café (Cortesía de Damaris Quesada Varela)

La salvada es que yo cogía café en la misma calle de mi papá. El me dejaba los quintos y los ramalitos buenos y buscaba en las ramas que me pasaba a ver si había un tortoloquío…ese gusano si era el demonio y siempre tuve suerte que nunca me ortigó uno. Otra cosa buena es que a mí siempre a esas edades me daba miedillo el cafetal. Cuando los Gemelos y Chalupa empezaban con sus historias de duendes, y la llorona la verdad yo me sentía protegido porque andaba detrás de mi papá y entonces no pensaba mucho en los espantos y me concentraba más en llenar el canasto. El primer canasto ya lo tenía listo a las 8 am y cuando fueron las 9 y media ya tenía el segundo apenas justo para ir a almorzar. Ya a esas alturas de la mañana el hambre punzaba la barriga y el canasto se hacía bien pesado. Nos sentábamos debajo de uno de los tantos palos de naranja a lo largo del callejón. Recuerdo que el día anterior mi papá encontró un racimo de bananos criollos y lo puso al frente de todos para servirse como postre de complemento a las naranjas. Al ser las 10 y cuarto ya era hora de seguir con la cojida. Caen los granos en el canasto y seguían las historias de novias y de bailes saliendo de la boca de los peones como las finas notas del yigüirro. Se notaba que estaban enamorados. Para mí a esa corta edad se me hacía difícil entender que tanto se puede querer estar al lado de una mujer, pero lo que si estaba seguro es que cuando la hija de Oliver me clavaba sus ojos grandes y azules en la Escuela, yo sentía que se me salía el alma del cuerpo. Eso me ayudaba a entender un poco el hilo de la conversación pero al final terminaba perdiéndome en otros asuntos de más importancia, como la hora de tomar café.

 

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Justo a las tres de la tarde sonaba al fondo del corte, entre el cafetal y el cañal, el motor del chapulín Massey-Ferguson de mi abuelo. Era mi tío José María que venía a recoger el café para llevarlo al recibidor. Todos paraban la cogida y ansiosos de saber cuántas cajuelas cogieron salían al callejón. Mi abuelo controlaba la medida, Chalupa llenaba los sacos y mi prima Carmen llevaba el apunte de cuanto cogió cada uno. Mientras tanto, mi tío iba a recoger el café de mis otros tíos que estaba más debajo de la finca, cerca del río Grande. Era lindo ver como a la vuelta la carreta llevaba el café de los cuatro hermanos y de mi abuelo. El último lote de café en ser cargado era el de mi papá. Habiendo cargado la carreta con el último saco mi tío me vuelve a ver con esa sonrisa retorcida invitándome a subirme al chapulín…mi momento preferido! El viaje hasta el recibidor era increíble. A como salíamos del cafetal y nos uníamos al camino principal otros chapulines empezaban a formar la hilera rumbo al recibidor de la Coope- San Juanillo. Al llegar al recibidor ya eran pasadas las 4 y media y la fila enfrente era de un Ford 4000, una pick-up Land Cruiser, y un viejo Land Rover pick up. El esperar nuestro turno siempre era una experiencia única. Cada agricultor contando su día, regando chismes, o choteando al vecino. Cada uno esperando paciente, orgullosos de la labor del día y soñando con la cosecha de ese año. Voy a pagar deudas y también lo que me queda lo vamos a invertir en unos toretillos para echar en la Finca del Salvador, decía mi vecino.

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Adrián era el que hacía la medida en el recibidor. El se tenía un estilo para vaciar la angarilla que a muchos de los más fortachones les daba envidia. Aunque no era muy grande su combinación de técnica y fuerza se llevaba a cualquiera entre las patas. El espectáculo era ver a Adrian y Teodoro vaciando angarillas. Se llevaban pique, pero del bueno. Más de uno se quedaba boquiabierto de ver lo sincronizados que eran, sólo bastaba el intercambio de miradas para indicarle al otro el movimiento que harían. ¡Qué par de toretes!, decía mi abuelo. Del cafetal de Teodoro y sus hermanos, el del Ford 4000, salía una cantidad de café enorme…cientos de cajuelas, decenas de angarillas, así que había espectáculo para rato. Cuando le tocó el turno a mi papá se notaba que el pobre no era yunta para Adrián, pero él lo sabía así que le daba chance a mi papá que guiará el movimiento, así mi pobre padre no terminaría revolcado y enterrado entre el mar rojo de café.

Terminada la entrega del café era hora de regresar a casa. Mi papá apartada una cajuela de café para tostar y luego sacarlo en el pilón. Mi tío nos dejaba en el cruce y de ahí caminar hasta mi casa era sólo 10 minutos. Al llegar ya eran las 6 pasaditas y con el olorcito a sopa de papás con pollo que se metía por las hendijas del tabique de madera del baño, me bañaba con agua caliente en palangana. Fresco y bañado, me arrimaba a la mesa y empezábamos a comer. Sólo se escuchaban los sorbos de sopa…nadie chistaba más que para decir ¡qué ricura de sopa! Contento por el gran día le cuento a mi madre que la medida me salió en 6 y tres cuartillos. El total de esa semana ya iba por 18 y media cajuelas y el sólo pensar el montón de plata que me pagarían por la cogida empezaba de nuevo a soñar con el siguiente día y una nueva aventura en el cafetal.

 

Vocabulario:

  • Cedro Amargo: Una de las maderas finas (Cedralla Odorata) más apetecidas para construcción de muebles, puertas, y marcos de ventana.
  • Canasto: Recipiente hecho a base de fibras naturales.
  • Bejuco de cucharilla: Liana (Cydista Diversifolia) de hasta 30 metros de largo que crece en las quebradas y ríos. Actualmente se ve poco debido a su consumo excesivo para la fabricación de canastos.
  •  Galera: Edificio anexo a la casa de habitación útil para almacenar utensilios de labranza, leña, y también útil como taller de construcción.
  • Gollete: Cuello de una vasija o canasto.
  • Catre: Cama de resortes
  • Gangoche: Material tradicional para fabricación de sacos para el transporte de café de exportación hecho a base de tela de yute (Corchorus olitorius)
  • Cabuya: Planta (Furcraea Andina) de hojas largas, grandes y fuertes de origen del Perú que se utiliza como materia prima para la fabricación de mecates
  • Manzana: Una unidad para medición de superficies. Equivale a 0.7 hectáreas.
  •  Guaba: Árbol latifoliado (Inga Spectabilis) de crecimiento rápido que produce fruta en forma de vainas. Se utiliza en las plantaciones de café para dar sombra durante la estación seca. Muy usado también como leña.
  • Aguadulce: Bebida caliente preparada con agua y caña de azúcar morena.
  • Cogida: Término común equivalente a recolección del café.
  • Villa: Nombre con que nuestros antepasados llamaban a la ciudad de San Ramón.
  • Turno: Celebraciones cívicas o patronales organizadas por las comunidades para celebrar una fecha política o religiosa. También para recoger fondos para Escuelas, Iglesias u otra actividad de apoya al desarrollo de la comunidad.
  • El Llamarón: Tienda de abarrotes, juguetería, cosméticos, y ropa que estuvo ubicada donde hoy se encuentra el Servicentro el Llamarón en San de San Ramón.
  • El Mercadito: Tienda preferida de los Ramonenses de juguetería, bazar, y librería entre 1970 y hasta finales de 1990. Hoy en día continua abierta al público pero ya no es el único lugar como solía ser.
  • Apartados de Navidad: Reserva de artículos de navidad que requería un depósito inicial y luego pagos semanales. El artículo se retiraba hasta que se cancelará el monto total. Sin tarjetas de crédito, no había otra forma de comprar a menos que fuera de contado.
  • Monturilla: Larva urticante de color verde y café (Sibine stimulea) que vive en los cultivos de café entre otros.
  • Tortoloquío: Larva urticante de color pardo-amarillento (Megalopyge Opercularis) con exceso vello que vive en cultivos verdes cuyo veneno es sumamente poderoso que podría causar dermatitis, fallas renales, alteraciones hemostáticas, fallas respiratorias y síntomas neurótoxicos.
  •  Quinto: Hilera de arbustos de café que se sembraba entre las hileras principales a una distancia mucho mayor que el estándar de las hileras principales
  • Ramal: Rama del arbusto con los granos maduros.
  • Callejón: Camino de acceso a la plantación de café, generalmente de corte privado.
  • Escobillas: Planta (Sida Acuta) que crece en lugares abiertos como calles y potreros que se usa para fabricar escobas. Muy resistente al maltrato.
  • Medida: Actividad para cuantificar el volumen de café recolectado por los peones o la finca en cosecha.
  • Corte: Sección de una finca cafetalera con características propias como orientación, variedad de café, y tipo de terreno.
  • Calle: Hileras de arbustos de café en corte o finca cafetalera.
  • Bandola: Miembros horizontales que crecen de los tallos principales del arbusto de café.
  • Chapulín: Tractor agrícola.
  • Cajuela: Unidad de medición de volumen de café equivalente a 2 decalitros
  • Apunte: Registro diario donde se anotaba el volumen de café recolectado por cada recolector.
  • Ford 4000: Uno de los tractores agrícolas más confiables y queridos en la industria agrícola costarricense. Máquina de 3 cilindros, tracción trasera, color azul, y de fabricación estadounidense.
  • Pick-up Land Cruiser. El modelo FJ40 versión pick up con motor diesel de 6 cilindros que se vendió desde 1972 a 1984. Considerado uno de los vehículos de trabajo más poderosos y resistentes en la historia agrícola de Costa Rica.
  • Land Rover de lona: Series I, II, y III. Motor diesel y gasolina de 2.4 litros y 80 caballos de fuerza. El vehículo de más venta en Costa Rica desde la década de 1960 hasta mediados de 1980. Un símbolo del crecimiento económico de la población rural del país.
  • Choteo: Hacer burla de otra persona.
  • Recibidor: Sitio de recolección diaria de la cosecha de café. Por lo general abre a las 2pm y cierra a las 8pm.
  • Angarillas: Medida de volumen de café utilizada en los puntos de recolección. Equivale a 20 decalitros.
  • Yunta: Pareja de bueyes.
  • Pilón: Artefacto de madera sólida con un agujero cóncavo en la parte superior que se usaba para extrar las semillas de café o de arroz.
  • Hendijas: Aberturas de las paredes de madera entre las tablas.
  • Cuartillo: Cuarta parte de una cajuela
  • Cafetal: Plantación de café.